martes, 26 de diciembre de 2017

Lámparas III

Inevitable

Me resulta cómico como pasa el tiempo sobre mí. La manera en la que envejece la mujer que veo en el espejo, como cambia, como se transforma. Es cómico, es imparable.

Inevitable.

Es un cúmulo de sentimientos que me acongojan el corazón. Días buenos y días (semanas) no tanto. Pero a pesar de todo, de las calles sin salida, y de los taxis que no se detienen en ninguna esquina, la mujer que veo en el espejo sigue levantándose cada día de la cama aunque luego no se atreva a salir a la calle, sigue poniéndose en frente del espejo a bailar canciones de Joy Division, y se maquilla los ojos de un rosa chillón, la mujer, la niña que hay en el espejo sigue queriendo estar viva.

Viva.


Karen M.

domingo, 10 de diciembre de 2017

Quiero

Me voy volviendo insensible o quizá siempre lo fui y no me di cuenta, pero ya no me siento igual que antes.
No puedo prometer algo que no siento, ni mentir de esa forma tan descarada que conocía. Tampoco sé quien soy, aunque eso nunca ha cambiado.
Me sigo buscando. Pero no me hallo.
Y de verdad, hay muchas  cosas que quisiera decir, y de alguna manera ya no me siento capaz. Porque poco a poco voy entendiendo que sería inútil revivir un momento que nunca volverá. Ha muerto la juventud en el tiempo, ha quedado condenada, y ni yo ni mis teorías pesimistas pueden accionar el pasado. Qué ridículo fue aquello. Qué ridícula fui yo —que esperaba más idealizando la situación—. Ya no volverá nunca. El pasado ha muerto para siempre.

Me siento incompleta (no miento en ello), pero ya no sé qué me falta. Creí saberlo, pero estaba muy equivocada. Qué irónica es la vida. Qué irónica resultó la realidad.

Todo ha terminado.

Hoy lo sé. Pero todavía no me despido. Será pronto. Pronto...


Karen M.