domingo, 1 de diciembre de 2019

Renovarse o morir.

Ya ni me preocupo, voy viviendo. Todo cambia, se transforma y luego hiere. A veces está bien aceptar el cambio, otras me destruye la resignación. Pero ya no me preocupo, voy viviendo y a mi manera saliendo de esta[s]. 
Me levanto por las mañanas con el corazón lleno de esperanza, levanto la persiana y luego de un suspiro sonrío por otra batalla ganada. Todavía hoy veo la vida con filtro azul, poquita melancolía y música un tanto triste; baladas románticas de adiós que todavía duelen. Estoy intentándolo. Estoy consiguiéndolo.
Pero a veces tras la calma las tormentas se desatan, me zarandean un rato, me talandran por dentro y luego vuelve la calma. Cada vez menos, pero cada vez más intenso. Es el hándicap que pago, de otra manera no podría seguir escribiendo. Me consuelan las letras tras una batalla que yo misma despierto, que aunque no es en vano tampoco necesario. Lo estoy intentando, dejarlas ir o renovarme. Renovarse o morir... pero todavía me aferro. Letras, seudónimos y la cobardía del escritor anónimo. 
Todas las noches me duermo con el corazón inundado y el alma cubierta de pétalos rojos. Mi mente me traiciona, pero mi corazón sigue latiendo, mas no le hago mucho caso porque anhela cosas que jamás podrá tener. Mi mente en cambio, solo dicta la sentencia de lo que viene a ser el camino de la vida hacia un final eterno. Todo termina, por eso cada mañana me levanto feliz, me sacudo las tristezas y me enfrento a la vida. Es un filtro azul que me viene casi por herencia, pero esto va sobre el cambio: renovarse o morir. Por eso cada día me maquillo de esperanza los ojos, un filtro amarillo que me embellece la mirada y entonces lo veo claro: renovarse es la única salida (supongo que este es un intento). 

Karen T.