martes, 20 de julio de 2021

Cuando intento ser...

 Me pregunto a dónde habrá ido a parar esa yo que soñaba con ser feliz...

¿Dónde estás ahora? 

Mi vida no ha sido fácil, supongo que ninguna lo ha sido, pero a veces me (te) pregunto por qué, por qué a mí, por qué yo, ¿acaso no hice suficiente para merecer "esa" felicidad? 

Cuando pienso en el día en el que todo acabó no puedo evitar sentirme desilusionada, algo decepcionada, algo gris... Quiero pensar que aquella vida no tenía solución, quiero creer que el ahora valió todo ese dolor. Pero, ¿Quién me cura de aquella pena que por poco me mata? ¿Quién me quita todas estas consecuencias que arrastro desde entonces? ¿Cómo quitarme del corazón este dolor que se me metió tan adentro y que me provoca el llanto cuando pienso en ella? ¿Cómo arrancarla sin arrancarme a mí? 

Cuando pienso en la que era antes de renacer un sinfín de sentimientos me sacuden por dentro. A veces siento ternura, ganas de abrazarme en mis recuerdos y decirme "todo estará bien, M, te lo prometo". Pero al mismo tiempo siento un desapego que me empuja a querer abandonarla, dejarla en el pasado con la certeza de que no va a volver. Enterrarla de una vez por todas. No obstante, al intentar soltarla siento que estoy dejando ir todo lo bueno que había en mí. Esa inocencia, esa ternura, "esa" fe y "esa" valentía que ahora ya no tengo. Debería admirarla, agradecerle por todo lo que hizo, pero no puedo. Me dueles, M, cuando te veo en mis recuerdos en aquella vida gris. 

Hace días que mis pensamientos están inquietos aquí arriba, corriendo de un lado para otro, de nuevo haciendo ruido. Vuelvo a oír el claxon de aquellos coches conduciendo sin dirección. Me siento algo aturdida y desganada, no triste, no azul, solo algo gris. Menos colorida que de costumbre. 

Supongo que como decía aquella canción de KASEO, que reproduje una y otra vez en aquellos años, son solo tiempos raros. Con la diferencia que son días, instantes, y luego se van. ¿Será esto producto de las heridas que siguen cicatrizando? 

Estoy en proceso, en el camino hacía la vida, dando pasitos. Cayéndome, levantándome, tropezándome luego, lastimándome también. Estoy aprendiendo a vivir, descubriendo nuevas emociones que hasta ahora había desconocido, maravillándome de lo asombroso que es el mundo, sorprendiéndome ante lo increíble de esta vida, dejándome amar, dejándome querer, entregándome en cada palabra, en cada mirada, en cada beso, en cada abrazo que doy. Estoy dando pequeños pasos, sin miedo del precio a pagar, sin miedo de salir herida, porque por fin entendí que nada es absoluto ni de un solo color. Acepto el dolor de la vida, acepto el sufrimiento como parte de la misma, e intento aprovechar el tiempo que me quede en cada instante bonito que vivo. En cada amanecer que desde la montaña observo, en cada sol de las 2pm que toca mi piel descubierta, en cada atardecer que mis ojos ven. Intento sonreírle a la vida cada día, con la certeza y esperanza de que ella me sonreirá a mí también si así lo hago. Y si no sucede, y si mañana vuelvo a caerme volveré a ponerme de pie. 

No pienso rendirme nunca más, a pesar del dolor que conlleve esta felicidad que hoy siento. A pesar de los días oscuros que a veces intentan minar mi esperanza. Nunca más me dejaré morir. 

Estoy en ello, estoy en el proceso, en el cambio, en mi lucha.  

Pero al final, después de todo, de mis letras, mis canciones —hoy un tanto melancólicas—, de mis contradicciones y mi verdad, siguen ahí la inquietudes que hace días me están acechando: 

¿A dónde habrás ido a parar M? ¿Dónde estarías hoy si hubieses logrado ser feliz? ¿Estarías en Madrid como siempre soñaste? ¿Tendrías la familia que tanto anhelabas? ¿Te habrías casado ya, como todas tus amigas que siguieron adelante? ¿Serías ya ese ejemplo para todas las niñas que hoy están creciendo? 

¿Dónde estás M? ¿A dónde te fuiste cuando yo logré ser feliz? 



¿A dónde se fueron esos sueños que tenía cuando era una niña?


K