martes, 28 de septiembre de 2021

No te convengo (ni tú a mí)

hace mucho tiempo que no siento la necesidad de escribir, si lo hacía y veías mis letras aquí o por allí, era solo por no abandonarme al completo. Escribir siempre me ha gustado, aunque a veces recurro a ocultarme en las letras, con la vana esperanza de quizá, al terminar y poner el punto final, encontrarme. Que siga aquí significa, entiendo, que todavía no me he hallado. Ni me hallaré pronto. Porque desde hace una semana ese sentir que me desbordaba el cuerpo y me lanzaba a las letras como único medio de supervivencia, ha vuelto. Tan fuerte como hacía años no lo sentía. ¿Sabes cuando tienes la sensación de que todo está a punto de terminarse? Así me siento, a punto de vivir otra transición, una nueva etapa, un nuevo comienzo. ¿Cuál será? ¿Tendré todavía opción de escoger? ¿O ya escogí durante el verano? Pensé que todo sería más fácil... Ahora me pregunto "¿te arrepientes K?" Supongo que no. Pero no puedo evitar sentirme triste. 
Todo fue un sueño en una realidad muy alejada de la verdad. Cosas del verano y esas sensaciones que despierta, que te hace creer que todo es posible, que si lo deseas incluso podrías volar. Y así me sentí; mis pies se despegaron del suelo durante estos 3 meses tan bonitos. Todo parecía un sueño, donde cada pieza encajaba a la perfección, y se respiraba esperanza, ilusión, amor... Y sin darme cuenta, llegó el otoño. Y sin darme cuenta pronto llegará el invierno.
Ahora mire a donde mire solo veo ese filtro azul que lo entristece todo, incluso mi persona.  

¿Por qué no puedo ser la misma del verano? ¿Por qué no puedo ser la misma siempre? 

(De fondo suena Billie Eilish con When the party's over al otro lado de las paredes de mi habitación)