miércoles, 3 de abril de 2024

"Prométeme que serás feliz"

¿Cuándo se volvió costumbre escribirte cada jueves? ¿En qué momento nuestro tiempo se acortó a una sola vez a la semana? Nosotros que solíamos amarnos cada día, nosotros que solíamos besarnos cada mañana y antes de dormir, incluso en la distancia… ¿Cuándo se redujo todo a un par de letras que jamás leerás y que sigo escribiéndote como si pudieras leerme la mente mientras las escribo? Creyendo que en algún lugar de esta ciudad están llegando a ti, sintiendo aquí dentro que en algún momento del día te resuenan en la cabeza las últimas palabras que te dije antes de despedirnos: “prométeme que serás feliz”.

Me dijiste que lo intentarías. ¿Lo estás haciendo? Deseo desde lo más profundo de mi corazón que así sea.


¿Yo que te podría contar? ¿Hace cuantos meses que no sabes nada de mí? ¿Habrá algún momento del día en que te llegue mi recuerdo a la mente y esa pregunta te resuene también?: "¿Estará siendo feliz?” Si así es déjame responderte. Lo estoy. 


Te lo prometo, ya sabes yo jamás te miento, estoy siendo muy feliz, muchísimo, tanto que casi no puedo explicarlo. Tanto que con solo mirarme lo sabrías, tanto tanto que sé que si pudieras saberlo te alegrarías muchísimo por mí. Porque sé que aunque nuestros caminos hayan tomado direcciones opuestas, siempre que mires hacia atrás y me veas alejándome en la distancia, si en mi rostro ves una sonrisa, seguirás caminando convencido que lo mejor que pudiste hacer fue dejarme ir. Fue lo mejor, al menos para mí. Espero que también para ti. Espero que al final del camino hacia donde vas encuentres tu felicidad, y si algún día al observarte una vez más veo de nuevo esa sonrisa de niño pequeño y esa mirada que un día fue mía, brillando así como brillaba cuando me recogías en la puerta del hospital  y me veías bajar las escaleras, entonces seguiré avanzando feliz sabiendo que para ti lo mejor fue dejarme ir. Lo prometo, me llevaré una mano al pecho y te sonreiré sabiendo que tu vida es igual de hermosa que la mía, y que ese lugar que se quedó vacío y triste cuando yo me fui, lo llenaste con cosas tan hermosas que te devolvieron la luz que habías perdido cuando nos reencontramos aquel Agosto.


Si de casualidad has echado la vista atrás un momento, un ratito, un instante, te pido que me mires, obsérvame bien, y verás que ese vacío que había en mi corazón y que tú sentías, está lleno de cosas hermosas que ojalá pudiera compartir contigo. De algo tan bonito que cuando me voy a dormir por las noches le agradezco a Dios por todo lo que llegó a mi vida cuando decidiste irte. Los viejos amigos que tanto extrañaba, nuevos amigos que me hacen feliz, planes increíbles cada fin de semana y entre semana, viajes hacia lugares que siempre soñé visitar, bendiciones que no podría explicarte en solo una carta, sueños que se cumplen, metas que estoy alcanzando, obstáculos que estoy superando, sonrisas allá donde voy, risas que me acompañan constantemente y mi familia y sus locuras tan bonitas. Estos últimos meses me he sentido tan feliz, tan completa, tan en paz... Siento que estoy justo en el lugar donde quiero estar.

Ojalá pudiera saber que tú también te sientes igual. Ojalá pudiera saber que tu vida es tan bonita o más de lo que fue cuando estabas conmigo. Ya lo sabes, yo nunca te miento, te deseo lo mejor en esta vida, siempre querré que estés bien.


Me prometiste que intentarías ser feliz, esa promesa al menos cúmplela. La del tatuaje te la perdono, por razones obvias. Pero lucha por tu felicidad, así como lo estoy haciendo yo. Persíguela hasta que sea tuya, y entonces si algún día deseas volver a verme que sea solo para decirme que no volviste a mentirme nunca más, que cumpliste tu palabra y te esforzaste cada día por ser feliz. 


Hasta entonces, hasta ese día, sigue buscando a ese niño alegre y feliz que llevabas en tu interior, el que corría conmigo por las calles cuando decíamos "no nos atropelle señor, estamos jóvenes y enamorados", el mismo que me tomaba de la mano y me daba una vuelta cuando me veía bonita, el que me compraba un huevo kinder cada lunes, el que me regalaba flores, el que me besaba la nariz cuando la tenía fría, sigue buscando ese niño que vivía en ti y hazlo feliz por siempre. Me lo prometiste, cúmplelo.


Yo nunca miento, ya lo sabes, no sé mentir. Y te dije convencida que sería feliz cuando nos despedimos, y solo quería decir que lo estoy siendo, muy muy muy feliz. Se me nota en el rostro, en mi mirada, en la forma en la que sonrío constantemente, eso me dicen cuando me miran, eso veo yo también cuando me miro al espejo. Espero que si algún día llegas a saberlo te haga un poquito feliz, porque una de las razones por las que siempre busco mi felicidad es por aquella frase que siempre me decías cuando me veías sonreír “tu felicidad me hace feliz a mí”. 


Por eso puppy, si yo estoy siendo feliz ¿puedo suponer que tú también?


Love song-Lana del Rey

jueves, 1 de febrero de 2024

El vacío

 No estás, no estabas tampoco o seguirías aquí, y tampoco estarás. 

Es tan extraña la vida en tu ausencia... Siento un vacío que va conmigo allá donde voy, y se ríe de mí ¿sabes? A veces va a mi lado, acompañándome y haciéndome sentir sola, otras veces está aquí dentro, asfixiándome y haciéndome sentir vacía, y a veces ya no está, pero es en esos momentos, cuando tu ausencia no se siente, que más extraña me siento. ¿Cómo alguien que un día lo llenó todo, puede desvanecerse de esa manera? Es tan raro.. Simplemente no lo entiendo. 

Hay tantos vacíos allá donde miro, que no entiendo cuando podré arrancarlos de una vez por todas. No sé cuando dejaré de sentir que está inconcluso el final que es evidente ya escribimos los dos. Sin embargo, siempre le busco un pero, una razón, un motivo que justifique esta realidad. 

No estás cuando cruzo la calle corriendo, ahora la cruzo sola, pero sigo riéndome. No estás cuando amanece y la ansiedad me está matando, ¿te acuerdas? Pues hoy también me desperté con angustia. No estás cuando comemos aquella comida que tanto te gustaba, pero pienso siempre en que relamerías los dedos. No estás cuando voy al cine y pido las tres salsas de queso en tu honor. Ni volverás a estar. No estás en los atardeceres, no estás en los sábados de verano, aquellos largos y eternos que se me quedaban cortos a tu lado, no estás y miro en todas direcciones, pero ya no existes. No te encuentro bajo una sudadera beige, no te encuentro cuando como chocolate blanco, no estás tras el ramo de flores amarillas que tengo en mi salón, simplemente no estás, y a eso me refiero, a ese vacío que se queda cuando alguien decide marcharse. Es muy extraño... 

Pero intento reecontrarme contigo en los pequeños detalles que me rodean, en esos tan pequeños que solo yo puedo saber. En esos que me pertenecen, y de los que te hago dueño sin que tú lo sepas jamás. 

Porque tu vacío se siente, se ve y puedo palparlo, pero lo acorto cuando abrazo a Sandra como si fuera tu mamá, le digo lo preciosa que está y me habla por horas de su Colombia querida con tanto amor. Acorto esa distancia cuando saludo a Esteban y lo abrazo con todas mis fuerzas y le pregunto como le va en el cole y converso con él sobre qué quiere ser cuando sea mayor. Porque imagino que es tu hermano y que estoy hablando con él. Y por ironías de la vida tiene el mismo tono de piel, la misma sonrisa y los mismos ojos enormes de Miguel. Entonces siento que es mi manera de saldar mi deuda, y que de alguna manera sí llegué a conocerlos. Y no te niego que a veces por muy poquito las lágrimas no salen, pero nunca dejo de hacerlo, cada Jueves y Domingo (ahora Sábado) los saludo imaginando que son tu familia, y eso me hace sentir que ese vacío disminuye un poco. 

También saludo a Rosa, y ella con las fuerzas que le quedan me abraza con suavidad y me dice siempre; "qué bonita estás, hija". Y me gusta pensar que tu mamá me habría dicho las mismas palabras con la misma mirada y la misma dulzura. Después saludo a James, y me estrecha la mano con fuerza mientras me sonríe con esos ojos verdes. Y aunque no son los tuyos ni tu misma voz, me burlo también de su acento cuando dice "qué bacán", y nos reímos juntos. Y entonces por unos instantes diminutos, en mi mente imagino que sí llegué a tu pueblo, que sí los conocí, que sí lo logramos, y ese vacío es un poco menos grande. 


K



miércoles, 20 de diciembre de 2023

Un baile más

 Ya no duele tu ausencia, como si el dolor hubiese disminuido con el paso de los días, como si estos se hubieran llevado el calor que sentía que me quemaba cuando miraba a mi lado y no estabas ahí. 


Pero a veces te recuerdo, cuando menos lo espero, cuando menos quiero, de pronto tu recuerdo aparece ahí. 

En un bar, en una copa, en un silencio cuando alguien me habla y me mira de la misma forma en que tú me miraste aquél día. Y de pronto caigo en cuenta que no eres tú, que nunca volverás a ser tú y siento un vacío extraño que me recorre el cuerpo hasta que con una sonrisa me dicen "¿quieres bailar?". 

Entonces sonrío y se me sonrojan las mejillas y siento que estoy fingiendo aunque no lo hago. Y siento el tacto de una mano que no es la tuya, de unos ojos que me observan y no son esos verdes que me sé de memoria, de pronto estoy bailando nuestra canción con alguien que no eres tú. Y es tan irreal que no sé si reírme o echarme a llorar. Pero las lágrimas no salen, porque en el fondo y no tan en el fondo me siento feliz, y me siento culpable, aunque sé que no debería, porque yo no escogí tu ausencia y mucho menos bailar con alguien que no fueras tú. 

La canción sigue sonando, y una sonrisa desconocida me alumbra, unos ojos marrones, un tacto distinto me toca, y no sé qué debería sentir, hasta que de pronto me acerca a su cuerpo mientras la canción sigue sonando. Lo respiro cerquita, siento su olor, y no sé si por coincidencia, el universo riéndose de mí o que he enloquecido y te busco en todos lados, siento tu perfume. Es el mismo, huele a ti. Y lo abrazo como si fueras tú, aunque no eres, pero cierro los ojos imaginando (sin quererlo) que te abrazo a ti y que son tus manos las que están en mi cintura. Pero entonces termina la canción, me despego, me toma de las manos y al mirarlo veo un rostro que no se parece a ti. Pero le sonrío, aunque me contengo las lágrimas y siento que estoy fingiendo, pero no lo hago. Yo no sé fingir. 

Hablamos toda la noche, me cuenta cosas de su trabajo. "Estoy de baja" le digo, "mucho estrés", cuando por dentro respondo "me rompieron el corazón". Y siento que estoy mintiendo, pero no lo hago. Yo no sé mentir. 

Me habla de su vida, de sus sueños, y todo es tan similar a mí. Es la pieza que encaja en mi rompecabezas, y en vez de sentirlo cercano lo siento tan lejos que quiero salir corriendo. Pero entonces me pregunta algo que de tu boca nunca salió, y el corazón se me encoge no sé si por tristeza o por alegría, pero contesto sonriendo: “porque al escribir me siento libre, como si pudiera vaciarme al completo cuando siento que colapso”.  Por varias canciones hablamos sobre mis poemas, mis textos y mis sueños de ser una gran escritora. “¿Es esto lo que siempre he buscado?” pienso, y no sé qué creer, pero estoy a gusto, sintiéndome especial frente a quien me mira como si viese una obra de arte. 

Mis amigas están bailando, el grupo sigue tocando canciones de salsa y todo encaja a la perfección, yo, ellas, el lugar, y el chico que tengo en frente. Cabello castaño, ojos marrones, responsable, educado, divertido, simpático, una vida resuelta y aún así sigo buscándole defecto (no lo encuentro). Es tan distinto a ti… pero huele como tú y eso me hace reír literalmente. 

—¿Qué sucede? ¿Por que te ríes? —me dice riéndose también con esa dulzura que lo caracteriza. —Te ves muy tierna cuando sonríes. 

Le cambio el tema, responder eso no es necesario.

—¿Quieres que bailemos? Así me enseñas —le contesto mirándole de una forma que consigo ponerlo rojo. No espero que responda, lo tomo de la mano y lo llevo a la pista de baile. Él me sigue, es obvio que le gusto demasiado. 

—¿Me puedo acercar más? —pregunta casi susurrándome al oído. —Es que no hay mucho espacio. 

Lo miro divertida, le sonrío y se lo toma como un sí. Pone su mano en mi cintura, y empezamos a bailar. Tal vez es la copa que me he tomado, pero por casi cinco minutos ya no te recuerdo. Estoy bailando de verdad, sintiendo de verdad (aunque siempre lo he hecho), riendo de verdad, sin que tu recuerdo aparezca de la nada.

Entonces se termina la canción y me dice mirándome con esos ojos marrones brillantes: 

— ¿Un baile más?

 — Y todos los que quieras. — Le contesto. 

— Entonces bailemos toda la noche. 


Los que sean, hasta que por fin no te piense más. 


K

viernes, 29 de septiembre de 2023

Un nunca

 Siempre soñé con esos cuentos de hadas que terminan con un "y fueron felices por siempre". 

Desde bien pequeñita me sentaba frente al televisor y desde las cinco de la tarde veía telenovelas con mi mamá, soñando con esos amores imposibles que a base de esfuerzos y alguna que otra lágrima, terminan venciendo. 

El día que te conocí la vida me cambió, de forma inexplicable, pero sabía que eras tú a quien había esperado toda mi vida. No tuve segundo de dudar, en cuanto abrí esa puerta y te vi sabía que ibas a ser tú. Y cuando me dijiste tu nombre, me diste dos besos y pusiste tu mano en mi cintura ya no había vuelta atrás. Crecí soñando con esos amores imposibles, ¿verdad? ¿Y que más imposible que tú y yo? Supongo que fue una broma del destino, porque aquél por siempre se me cambió por un por nunca, y me quedé con el corazón roto viendo como te alejabas de mi vida.

No tengo dudas de que fue real o sino no me dolería de esta manera: como un fuego que me quema por dentro y me arranca las lágrimas. Y creo que solo el amor verdadero puede sentirse así. Fue real, sé que lo fue, sé que mi amor lo era, que me entregué en cada abrazo, en cada beso, en cada mirada, todo fue real, para mí lo fue, jamás dudé de lo que sentía, y no lo dudo, este amor, el amor que te di jamás podrá dártelo nadie, nunca. 

Nunca se vuelve a amar de la misma manera, y nunca te aman igual dos veces, y yo te amé tanto, que es imposible que nadie pueda entregarte ni una cuarta parte de todo lo que yo te di. Y aunque tengo el corazón roto en mil pedazos, tengo la tranquilidad de que era real, tú y yo, en algún momento, en algún lugar de esta ciudad, nos amamos tanto que siempre vivirá toda nuestra historia.

Siempre vivirán nuestras miradas en aquél bar, mi sonrisa mientras tú hablabas y de la nada dijiste "Que bonita sonrisa tienes", el primer beso que me diste, tu risa de después, ese día siempre vivirá en aquel lugar. Nada podrá borrarlo. 

Siempre vivirá nuestra historia, aquel amor prohibido e imposible, y todos los obstáculos que vencimos, y que un día decidiste olvidar, pero ahí están, siempre estarán, pase lo que pase, nada podrá borrarlo. La primera conversación con mi mamá, la primera vez que salimos al puerto y comimos palomitas, las primeras fotos, las primeras salidas, todo siempre estará ahí. 

Y ¿sabes qué vivirá siempre? ¿por sobre todas las cosas y por sobre el paso del tiempo? El amor honesto y leal que te entregué, ese siempre estará ahí, en algún lugar de esta ciudad, en los restaurantes que visitamos, en las calles que recorrimos, en las salas de cine y las palomitas que comimos, en mi sofá, en el Mercadona aquel, en tu habitación, en la salida del hospital, en mi portal, en los girasoles, en los tulipanes, en esos nachos, en la playa de Poble Nou, en tu pulsera, en tu anillo, en cada carta que te di. Ahí estará, para siempre. Porque lo que es verdadero sobrevive, existe y jamás desaparece, y lo que yo te di fue y será lo más honesto, leal y verdadero que nadie te dará jamás. Porque te amé, te amé pese a todo, y contra todo, te amé tanto que hasta hubiera dado mi vida por ti, y eso siempre vivirá en todos los lugares que visitamos, donde nos amamos, y sobretodo vivirá por siempre y para siempre, por sobre el paso del tiempo y de la vida, en un lugar del que nunca se borrará: en tu memoria, en tu corazón, en ti.

La vida no es una telenovela, los amores imposibles no siempre triunfan, el nuestro no lo hizo, pero este cuento cumplió con dos tópicos imprescindibles: con una princesa (yo), y con un "vivieron [...] por siempre", que aunque no felices ni nosotros literalmente, toda nuestra historia y mi recuerdo sí vivirá, viviré, viviremos en ti.


Que más puedo pedir - Carin León 


                                    K


martes, 29 de agosto de 2023

No sé qué titulo ponerle.

 ¿Qué tiene el verano que nos vuelve invencibles? ¿Es por los días largos y las noches eternas? ¿Es por esos amores que despierta y que te llenan de vida mientras duran? 

Yo si de algo estoy segura es de no tener la respuesta. No la tengo, jamás las he tenido, pero aquí sigo, rebuscándome las miserias y las historias más magníficas que pueda contar. No tengo mucho de ambas, pero aquí sigo, y seguiré, porque desde el día que me puse frente a un teclado supe que mi maldición sería enamorarme de las letras como supe el día que lo conocí que me enamoraría de él. 

Siempre he contado ese acontecimiento como mi mayor historia de telenovela, me enorgullecía, y aun lo hace si no fuera por el dolor que oculto hoy mientras la cuento; dos desconocidos, a punto de ser unidos por el "destino", que con solo una mirada que cruzaron se enamoraron perdidamente. Tal vez él lo vivió distinto, no lo sé ni lo sabré, pero mi historia empieza con esa puerta que se abrió y unos ojos verdes que me miraron mientras algo en mi pecho explotaba por dentro y sabía que las cosas nunca más serían iguales. Algo había cambiado, y lo supe en cuanto lo vi. 

Salí disparada del lugar, con tanto miedo que no supe explicarle a mi amiga porqué debíamos irnos de allí, y un segundo antes de doblar la esquina apareció aquél amigo que sin yo saberlo mas tarde me presentaría al que llegué a llamar "amor de mi vida". 

Honestamente no sé cuando sucedió, en qué momento me enamoré de su alma, solo sé que cuando se fue me dejó un vacío aquí dentro que todavía estoy tratando de justificar. Pero, ¿las novelas románticas siempre son trágicas, no? Dos desconocidos que se enamoran perdidamente, se separan y ambos se aman durante años hasta que la vida y de nuevo ese tal destino, vuelve a reencontrarlos. La pequeña diferencia viene cuando ni esto es una telenovela, ni creo en el destino. Y eso duele todavía más: lo que un día llenó todos mis días, ese amor desenfrenado y loco, se terminó. El verano llegó a su fin. Es hora de volver a la realidad. 

Cuesta mucho encontrar el equilibrio entre los sueños de mi cabecita loca, y la vida real. Siempre he estado soñando con cuentos de príncipes azules y castillos encantados, y aunque creo que lo único verdadero es que yo sí soy una princesa (o mejor una reina), sé que las cosas, el amor y la misma compleja, rara, fascinante y exasperante vida, son complicadas y mucho más difíciles de lo que mi yo soñadora llega a comprender. 

Pero de eso de trata, ¿no? De hallar el equilibrio entre las adversidades y esos momentos que llenan tu corazón de tal manera que absolutamente cada lágrima vale la pena solo por sentirse así de vivo. Así de viva. 

Este capítulo de mi telenovela me está regalando tantas cosas hermosas, tantas lecciones, y aquí sigo, y seguiré, aprendiendo de la vida, enriqueciéndome de todo lo que me ofrece, aunque en días como hoy sienta tal tristeza que me vea incapaz de hacer otra cosa más que usar la escritura como mi chaleco salvavidas. 

Sigo naufragando, al menos hoy sí. Son etapas supongo, días raros, pero sé que el sol está allí, esperándome para brillar a mi lado. Igual peco de idealista, soñadora, yo qué sé, pero sé que todo estará bien y eso me hace muy feliz. 

El verano está llegando a su fin, el mar poco a poco vuelve a ponerse frío, y los días se vuelven más cortos, hasta empieza el mal tiempo. Y como cada Septiembre que transcurre, me sigo preguntando ¿Qué tiene el verano que te hace creer que todo es posible? ¿por qué te llena tanto de vida y luego te lo arrebata? ¿Qué debo hacer para que el verano sea eterno? ¿Existe alguna manera?

No, y ahí está lo precioso de la vida. Todo empieza y todo termina, pero mientras termina y vuelve a empezar, un solo día a la vez.


K

Primera ausencia

 Los días transcurren raros en tu ausencia, como si fueran más lentos, y el tiempo se hubiera detenido. Tengo tiempo para las cosas que antes no, y al final del día me sobran minutos, segundos y horas largas que dedico a mirarte en mis recuerdos. Mentiría si dijera que no te extraño, que no me he dormido entre lágrimas abrazando el peluche que me regalaste, mentiría si dejara que te he sacado ya de mi corazón. Me resulta extraño, porque aún sabiendo que no eras el amor de mi vida, llegue a quererte tanto o más de lo que pensaba. Y en tu ausencia es cuando lo descubrí. 


La vida está a punto de darme un giro, de cambiar de golpe y para siempre. Y tengo tanto vértigo… Y ahí es cuando más te extraño, cuando el miedo y la angustia se apoderan de mi y no estás al otro lado del teléfono para tranquilizarme, no estás y tu ausencia me duele. 

¿A quién recurro ahora cuando el mundo me haga daño? He aprendido mucho de estos días, a secarme yo sola las lágrimas, a sacar fuerza y valentía y seguir hacia delante. 


Siempre supe que perderte no iba a matarme, pero no imaginé que dolería así. A veces es un vacío tan grande que siento que te llevaste todo cuando por esa puerta saliste, como si se me helara el cuerpo, otras en cambio es como si me ardiera tanto el corazón, que estuviera desbordándose por dentro, y honestamente nunca se cual prefiero. 


He recordado mucho de nosotros, muchos abrazos, muchos besos, muchas caricias que me diste, muchos momentos que parecían insignificantes y que hoy me arrancan las lágrimas. No mentía cuando te juraba que me hacías feliz, te lo prometo, nunca te mentí, porque cuando miraba tus ojos y sobre todo tu sonrisa de niño pequeño, algo se encendía en mí y pensaba “¿cómo podría irme de tu lado?”. Pero los dos sabíamos que nuestro amor tenía fecha de vencimiento, solo que al menos en mi caso, pensaba que sería un poquito más tarde. Tenía tantos planes contigo, tantos besos que darte, tantas palabras de amor. Palabras que hoy se quedan entre mis labios y que siento como me queman cuando tu recuerdo se posa en mi memoria. 


No tengo dudas de que nuestro amor fue real, porque lo sentía. Sentía que me amabas mucho más de lo que cualquier ser humano podría experimentar y por eso tengo la certeza que jamás podrás amar a nadie como me amaste a mí. 

Me diste un amor muy hermoso, fui muy feliz. Pero la vida y sus giros raros, nuestros defectos y el ser simples humanos, nos llevó a estar hoy así. Yo en mi cama acostada pensando en cómo las horas pasan tan lentas y tu en algún lugar de esta ciudad sin mi mano entrelazándose con la tuya.

Al final de esta historia nos soltamos de la mano, y aunque me duele hoy ya me he resignado. 


Tengo la certeza de que seré más feliz de lo que fui contigo, se que el libro de mi vida saltó una página cuando te fuiste y que este nuevo capítulo será mucho mejor. Al final de cuentas nunca fuimos el uno para el otro. Muy cliché, ¿verdad? Pero supongo que hay veces donde así sucede. No eras tú, ni yo, sino la vida diciéndonos vez tras vez “por ahí no es”. 


Me duele tu ausencia, y hay veces que todavía te lloro. No me malinterpretes, tampoco aceptaría que volvieras, ni pretendería volver yo a tu vida, hoy tengo muy claro el camino que he escogido, y ese camino no eres tú. Los dos escogimos y al final ninguno eligió al otro. 


No creo que nuestro amor haya sido mediocre, ni mucho menos, pero me queda claro que no fue un amor digno de película. Llegará el día que no te piense más, ni te recuerde y que tú harás lo mismo. Seremos un primer amor que pasó desapercibido, y aunque sé que es lo mejor, en mi dramatismo e intensidad que me acompañan desde siempre, pienso “¿y así se termina todo?”. 


Sí. Queda claro que la respuesta es un rotundo sí. 


Mentiría si dijera que no te extraño, que no te pienso cuando anochece o cuando algo me recuerda a ti, pero te confieso que poco a poco te he ido sacando de mi vida. Ya no te pienso cuando el reloj marca las 00:00h, ya no me despierto pensando en llamarte, ya no tengo deseos de verte, ya no te lloro a todas horas, ya no te guardo amor, tampoco odio, ni resentimiento, ni siquiera cuando las preguntas me asaltan desprevenida y le pregunto al viento “¿por qué a nosotros?”. 


Simplemente extraño tu recuerdo, tus ojos verdes y tu sonrisa de niño pequeño. 

Y supongo que me pasa porque es extraño sentir como las horas no pasan, como el tiempo corre lento, y te extraño porque es extraño ver como mi vida está cambiando tanto de un día para otro.

 

Nunca te prometí que sería feliz porque ambos sabíamos que lo sería, y lo estoy siendo, estoy haciendo mi camino, mi vida, mi propio destino, la vida ya me ha cambiado, todo está mejor, hoy veo mi futuro en total tranquilidad, no obstante a veces te recuerdo y no me avergüenza decir que en muchas ocasiones todavía te extraño. 




K