Hoy vengo a confesarme, como presa de este peso que llevo a cuestas, a hablar de lo inservible que es y aún así no me deja, ni lo dejo ir.
A momentos imagino la vida, en un mundo ideal, como debería ser, y a mi mente solo viene el calor que sentía en los brazos de mi padre, en aquella seguridad infantil de cruzar la calle de su mano, y en los helados de mora que tomábamos de camino a casa. Así de ideal, así de perfecto, así debería ser. Pero siempre no, nunca calor, ni seguridad, y ¿de los problemas? bah, ni respiros, ni descansos. El mundo no es ideal, querida.
Me repito constantemente que algún día, con suerte, en un futuro, quizá, cuando pase la tormenta y aprenda a andar, pueda ver la vida tal y como debería ser.
Quizá, si de este peso logro desprenderme, tal vez, si con ganas sigo el camino, con suerte, si me la fabrico. Y sí, porque de esta pena no siempre seré prisionera, porque sí, porque siempre no.
Karen M.
(Oltremar - Ludovico Einaudi)
(Oltremar - Ludovico Einaudi)
No hay comentarios:
Publicar un comentario